Algunos rumbos

ciertos puentes

 

 

Araceli Zúñiga Vázquez

postart@mail.internet.com.mx

Publicado en la revista Matiz

 

 

Así como la plástica ha representado en nuestro país &endash;en algunas de sus épocas más ricas- ser vanguardia y pedernal filoduro porque trascendió a formas de vivir nuevas y diferentes, hoy el videoarte, el video experimental y el video independiente, de unos años para acá y en esta sociedad de castas de fin de siglo se convierten en unas de las propuestas artísticas &endash;corrosivas- más interesantes de la estética contemporánea.

 

El videoarte pertenece a las nuevas escrituras, a la nueva gramática no lineal de los nuevos tiempos, y se desarrolla en el continente &endash;siempre inexplorado- de la búsqueda, la exploración, el ensayo, el descubrimiento, la innovación (¿la subversión?) de la palabra imagen.

 

Ejercicio delicado y profundo que nos posibilita la reflexión, el conocimiento y la re-creación de nuestra iconósfera, re-inventando lenguajes/signos que traduzcan y representen estas formas de vivir, de pensar y de ser, correspondientes al fin/principio del milenio.

 

La riqueza del pensamiento contemporáneo no puede ya ser expresada únicamente por el lenguaje verbal, sonoro o visual tradicionales. En esta sociedad de fin de siglo, la cultura iconográfica reconquista el lugar preponderante que tuvo ya en otras épocas, si bien con otros soportes y códigos, y es en esta posibilidad que el videoarte encuentra su filón más rico...

 

Debería preocuparnos que algunos teóricos importantes de la comunicación (Humberto Eco, Gilo Dorfles) nos alerten sobre los nuevos analfabetismos, entre ellos el analfabetismo visual. Analfabetismo creado por los propios medios &endash;entre ellos y de manera importante la televisión- al explotar los signos (chatarra) visuales, a través del abuso, la inercia y la degradación de la imagen, anulando con ello su validez e importancia para la reflexión, el conocimiento y la meditación.

En el caso del videoarte, el video experimental y el video independiente, el tiempo y el espacio, la composición y el concepto se entremezclan en combinaciones inéditas, excéntricas o creadoras de nuevos centros estéticos: las texturas, los colores, la luminosidad, los conceptos, nos dan la pauta para un desarrollo expandido del lenguaje de las imágenes electrónicas en movimiento, imágenes que contienen la posibilidad de transgredir la realidad, enriqueciéndola.

 

El trabajo que los artistas mexicanos realizan con el videoarte es uno de los más ricos, conceptualmente, de la Aldea Global. Y un fenómeno interesante es que cada vez se da con mayor compromiso y juego multidisciplinario.

 

De los años sesenta/setenta, con el trabajo &endash;siempre criticado con acidez- de Pola Weiss, el videoarte se inscribe en la plástica mexicana con perspectivas ilimitadas al futuro. "Es en 1965 cuando el artista alternativo Naum June Paik se convierte en el primer videoartista cuando graba &endash;cámara Porta pack en mano- las calles de nueva York, y a partir de ese momento el videoarte protagonizaría, junto con el cine underground, el op art, el pop art, el arte objetual, el happening, el performance, la lucha de los negros por sus derechos civiles, el feminismo (o consciencia de género), la gay liberation, el rock stage, el hippismo y los movimientos antiburocráticos, el estallido de una nueva sensibilidad estética...", cito del ensayo "El Jardín de la televisión" (1993) de P. Gaytán.

 

En nuestra ciudad, el videoarte encontró sus espacios con ciertas dificultades, casi siempre vinculado con el video experimental e independiente, el cual inicia sus exhibiciones en la librería El Agora, en 1986, y desde 1990 hasta la fecha con las bienales de video en nuestro país. Sin embargo, son pocos aún los espacios donde se pueden exhibir estas muestras, entre ellos el Museo de Arte Carrillo Gil, la Casa del Poeta, Casa Lamm, la Cineteca nacional, UAM Xochimilco, TV UNAM, y en general en circuitos independientes y subterráneos.

 

Entre los videoartistas que trabajan en nuestro país encontramos a Antonio Albanés, Domenico Cappelo, Rafael Corkidi, Ximena Cuevas, María García, Rafael Lozano, Hemmer, Sara Minter, Lysi Monserrat, Daniel Rivera, Alberto Roblest, Gregorio Rocha, Pilar Rodríguez, Carlos Salom, Cecilia Sánchez Duarte, Leticia Venzor y Manuel Zavala. Pero hoy aquí quiero hablar sobre el artista multimedia Juan José Diaz Infante, asesor de la VI Bienal de Poesía Visual: Mallarmé-Un Golpe de Dados / 1997 &endash; 1998, que se desarrollará en diversos puntos del planeta simultáneamente y que será recibida por Internet en museos, universidades y plaza públicas.

 

Juan José Díaz Infante participa como videoartista en proyectos multidisciplinarios, entre ellos "Puente Abierto", que es una exposición electrónica vía Internet, gestada en 1995 por Elías Levían, Kepa landa y el propio Díaz Infante, con el propósito de construir un puente formado por obras de arte donde participan incontables artistas de diferentes disciplinas de todas partes del mundo, y la idea supone que cada artista pinte, dibuje, piense, imagine, escriba o videe para construir un pedazo de puente, y poco a poco y de manera aleatoria se forme un gran puente, una gran obra de arte. Conceptualmente, Puente Abierto es un proyecto transcultural de alta integración grupal y que persigue crear una sencilla metáfora: UN PUENTE, símbolo de unión o comunicación entre los pueblos del mundo a través de internet.

 

Otro proyecto es "Música de Cámara", en el cual se mezclan herramientas provenientes de diferentes disciplinas, creando obras integrales a las que es necesario contemplar desde cada una de ellas. Se trata de obras que tienen como puerto final diferentes soportes: la música, la literatura, la plástica, la fotografía, el video... Por tanto "Música de Cámara" es un trabajo no sólo para ser visto, sino también escuchado, tocado, olfateado, recibido por todos los poros del cuerpo humano. De allí el interés de presentarlo como una exposición prototípica de los alcances del videoarte hoy.

 

Díaz Infante y Elíaz Levín afirman que el "boom" de talento joven se da en los noventa. Sus visiones se relacionan con un "affair" tecnológico y con la idea de la velocidad y movimiento. La primer generación educada por los Looney Tunes, acostumbrada a visiones fragmentadas, gramática incoherente y efectos especiales en medio de la caída de la narrativa tradicional. El resultado es un grupo heterogéneo de individualidades cuyo único punto en común es el video.

 

La sociedad mexicana ama los rituales. Hay un aislamiento que no corresponde a ninguna tendencia internacional o a un documental. El ritual por pequeño que sea, desde la hechura del video o lo que retrata es una manera de vida. México es varios planos de realidad sucediendo al mismo tiempo &endash;coinciden Díaz Infante y Levín-, Es un lugar donde los voyeur sin experiencia se pierden, pues la realidad cotidiana supera algunos de los esfuerzos más creativos.

 

Termino citando a la investigadora visual portuguesa Ana Hatherly respecto a la experimentación de los nuevos lenguajes, los nuevos códigos secretos:

 

"Podemos decir que, si para unos una tradición existe para ser imitada, para otros puede existir para ser reinventada. Pero, para CREAR es preciso aprender a DESCUBRIR".