La conversación de un ente mediático llamese diseñador gráfico, mercadólogo o, político es para la mayor gente posible, tratan de establecer el mayor entendimiento a la mayor masa posible. El artista su conversación es él mismo, para una persona solamente. ¿Cómo conciliar al artista y a los medios masivos?
El vértigo del siglo XX se caracteriza por sus rompimientos, pero no por sus contenidos ni sus desarrollos de cada movimiento artístico. Como curadores somos incapaces de distinguir a la parte de en medio de estos movimientos artísticos. Clasificamos facilmente un principio y un final y sólo podemos reconocer uno de otro por la contra postura al movimiento anterior. Su calificación responde a una jerarquía en una línea de tiempo más que en un proceso de evolución lógica o válida. Asumiendo que lo que fué primero es menos evolucionado que lo segundo y también asumiendo que el discurso del artista no sea más sofisticado que la capacidad de entendimiento del curador .La trampa mortal, el accidente mortal: El Berenson y el Duveen que todos llevamos dentro y que cada obra implica.
Estuve en un simposium en Moscú en Rusia que trataba sobre arte electrónico. Una de la conferencias, la de Josephine Bosma, "Más allá del Webart" trataba sobre la falta de marco teórico y proponía a título personal algún tipo de comienzo (de una manera bastante local). Inmediatamente pude identificar varias contradicciones en la arquitectura del discurso de la conferencia. Sólo hablando de Internet no se puede tener una visón local de un medio global, por lo tanto la propuesta requiere de tener elementos espaciales en vez de lineales. Por otra parte estas mismas fallas del discurso me hicieron claro como la introducción de nuevas tecnologías crea una especie de lagunas mentales donde los artistas se permiten redescubrir el arte que ya estaba inventado ahora usando o disfrazandose del nuevo medio. En el siglo pasado a partir de Daguerre se puede ver como la introducción de cada tecnología crea "nuevos expertos" mismos que por su misma deformación (o especialización) vuelven a crear marcos de referencia de una manera ingenua, como si fuera una historia distinta la del lápiz que la del pincel. Nuestro siglo XX está incompleto ya que muchas ramas de los movimientos artísticos no están agotadas y asi esos pedazos de en medio no están vistos por los teóricos, por el mismo hecho de que no han existido y son inentendibles para el especialista de la tecnología específica, el coleccionista y el clasificador.